Cada persona tiene una flor favorita y, como en Floristas García nos encantan las historias, de cada flor nos montamos un cuento.
Los tulipanes no necesitan presentación: llevan en el mundo muchísimos años. Pero aquí va la explicación de por qué hemos decidido que, además de bellos, son divertidos y rebeldes.
Un poco de historia… que saco, como siempre, de libros, de Google…
El origen de los tulipanes se encuentra en los montes de Mongolia, donde fueron descubiertos y desde donde comenzó su expansión junto al imperio de Genghis Khan. Pasaron muchas cosas… y desde allí llegaron a Holanda, donde actualmente son los principales productores de tulipanes del mundo.
Su nombre proviene de los turbantes turcos, conocidos como thoulypen.
Las historias populares sugieren que fue el embajador de Flandes quien se topó con tulipanes silvestres durante su viaje a Estambul, en el año 1554. Asombrado por su belleza, señaló una flor y preguntó a un campesino con turbante por el nombre de esta. El campesino, sin comprender bien, pensó que el embajador señalaba su turbante y respondió “thoulypen”. El diplomático comenzó a hablar de la flor del tulipán y pronto empezaron a referirse a ella como tulip.
El tulipán se convirtió en un símbolo de estatus y la población comenzó a sobrevalorarlos, en lo que se conoce como la tulipomanía.
Cuanto más rara y desconocida era la variedad del tulipán, más alto era su precio. Tanto es así que, en 1624, se vendió uno de los tulipanes más caros y famosos de la historia, ya que llegó a alcanzar el precio de una vivienda. Hablamos del Semper Augustus.
Su significado depende del color:
- Los rojos, símbolo del amor, se recomiendan para regalar a la pareja.
- Los blancos expresan paz, pureza y perdón.
- Los amarillos, alegría, buen ánimo y también deseo.
- Los rosas, afecto y cariño entre amigos.
- Y los morados, lealtad.
Después de todo… también deberíamos adjudicarles el adjetivo de viajeras. Pero todas las flores lo son, porque además de nacer en multitud de países del mundo, luego se ven trasladadas de un lugar a otro.
Cuando llegan a nuestras instalaciones, procedentes de Holanda, lo hacen en sus paquetes (siempre de 10 en 10), bien juntitas y todas rectas.
Son un amor en ese momento.
Entonces procedemos a cortar un poco su tallo y meterlas en cubos con agua. Después, ya irán directamente a nuestras cámaras frigoríficas.
Y sí, aquí empieza todo…
Una vez que las sacas del paquete y empiezas a hacer el ramo, el tulipán comienza a cobrar vida.
Dependiendo de la temperatura que haya en ese momento, sus flores se abren y se cierran, y los tallos comienzan a moverse ligeramente buscando la luz.
Igualmente, son bellas.
Cuando recibas un ramo de tulipanes, recuerda meterlas en un jarrón con agua. Tendrás que revisar que siempre haya agua en tu jarrón, pues al tratarse de bulbos, absorben rápidamente el agua.
Cada dos días, cambia y rellena bien el agua de tu jarrón. Irás descubriendo lo divertidos y rebeldes que son los tulipanes.
Pues es la única flor cuyo tallo crece una vez cortado.
Y verás el movimiento de sus tallos y sus flores, dependiendo de la temperatura y de la luz que tengan a su alrededor.
Así que tu ramo de tulipanes irá, cada día, adoptando varias poses diferentes, como si de un influencer se tratara.
Si quieres que no se muevan, deberás atarlos bien desde arriba, pero yo no lo recomiendo. Ellas son rebeldes y deben fluir… a su antojo.
Ya sabéis que domar a un rebelde nunca ha sido una buena idea.
